Moradas Interior
Módulo III – Coordinando Razón y Fe para un Ministerio Eficiente
Misión Católica del Divino Nazareno
Mons. Rodrigo Romano
“Pocas cosas que me ha mandado la obediencia se me han hecho tan
dificultosas como escribir ahora cosas de oración; lo uno, porque no me
parece que me da el Señor el espíritu para hacerlo, ni deseo; lo otro, por
tener la cabeza a tres meses, con un ruido y flaqueza tan grande, que aun los
negocios forzosos escribo con pena…”. Santa Teresa de Jesús
“…que es considerar nuestra alma como un castillo, todo de diamante, o
muy claro cristal, donde hay muchos aposentos, así como en el cielo hay
muchas moradas…”
I. Descripción
El castillo interior según Santa Teresa de Jesús está dividido en siete
mansiones o moradas, cada una de las cuales describe un escalón en el
acercamiento a Dios, un proceso de crecimiento y elevación del
entendimiento y experiencia de las realidades no vulnerables de la vida
material.
Las primeras tres mansiones se consideran accesibles por la oración
activa. Las cuatro últimas, propias para la oración contemplativa. Como
ejemplo para distinguir ambos tipos de oración, Teresa pone el ejemplo de dos
fuentes:
Una recibe el agua de muy lejos, traída trabajosamente por diversos
conductos; ésta sería la oración activa.
La otra está sobre el mismo nacimiento de un manantial, y recibe el agua
de su mismo origen; sería la oración contemplativa.
El descubrimiento de cada morada se da por la emancipación y madurez
del proceso interior y exterior del alma hacia una mejor visión de lo que está
guardado en el misterio soberado del amor de Dios que desea revelarse
místicamente a nosotros. Es un camino venturoso y glorioso en que el alma
asciende de la miseria a la condición de esposa engalanada y victoriosa.
Morada Primera (Dos capítulos). Se accede a su puerta por medio de la
oración. Sólo las almas en estado de gracia pueden acceder a ella, por lo
que primero deben liberarse de sus pecados. El demonio acecha en el
exterior del castillo, con sus instrumentos, los pecados,
representados por «fieras y bestias».
Morada Segunda (Un capítulo). Teresa las considera de menos peligro
que las anteriores, pero de más trabajo, porque las almas, aunque puedan
caer en pecado, están más cerca del Señor, y pueden oír mejor su
llamada.
Morada Tercera (Dos capítulos). Las almas, van ganando confianza, y si
no retroceden, ven que van por el buen camino (perseverancia). Con toda
humildad, confiadas en la misericordia divina, apartadas del mundo
(venciendo el sentido profano de la vida vulgar).
Morada Cuarta (Tres capítulos). Aquí se hace referencia a la Oración de
quietud, para la que es necesario, más que pensar mucho, amar mucho.
Dios aumenta su papel en el alma, que nota una gran paz interior y
felicidad.
Morada Quinta (Cuatro capítulos). Describe la unión incipiente del alma
con su Creador. El alma, rendida de amor, no quiere tener voluntad
propia, sino la voluntad de Dios. Eso es el motive de la inquietud de la
búsqueda constante. El abarcamiento del misterio que nos llena y nos
mueve.
Morada Sexta (Once capítulos). La unión se profundiza, con mayores
efectos que en la morada anterior. El alma queda herida del amor del
Esposo, y pasa mucho tiempo entre trabajos interiores y exteriores
muy duros antes de alcanzar la séptima morada, ante los que nada puede
hacer, sino esperar la misericordia de Dios, al que siente próximo.
Morada Séptima (Cuatro capítulos). El alma recibe por fin la luz interior en
su matrimonio espiritual con Dios. Ahora, se olvida de sí, y Cristo vive en
ella.